En medio de la cotidianidad del día, reflexiono como la enseñanza trinosófica nos invita a que la sigamos, practiquemos en nuestros que haceres díarios: nuestro hogar, el estudio, el trabajo, el deporte, en el caminar, en las conversaciones que establecemos con diferentes personajes que nos encontramos en el diario vivir, esto nos brinda la posibilidad de ir adentrandonos al maravilloso mundo de la trinosofía, ya no desde el mundo conceptual, estático y equidistante del sentirse vivo como concepto razonado.
Conceptos que nos sirven de abrebocas para adentrarnos al sentir, abrazándonos al otro y es allí donde comienza la fiesta de la vida, donde me doy la posibilidad de descubrirme en el otro, no como lo extraño, sino como lo amigable, acogible, abrazar es el ritual de la vida, todas las cosas se abrazan, abrazar es comunicar el fuego y la creación es fuego, te abrazo con el propósito de ser uno contigo, te abrazo con el fuego del alma, que es el fuego de la conciencia, siento la danza del creador en ti.
Es el arte de sentirse vivo y ese arte se hace desde la totalidad, desde una perspectiva holística, yo te pienso con mi razón pero te siento con todas mis células, con mi cuerpo, con toda mi energía y todo el sentimiento que nos puede inspirar. Por esa sinrazón vamos a abrazarnos.