La Sabiduría consiste en el reconocimiento propio de la verdad, este conocimiento no pertenece a las facultades intelectuales, sino a una naturaleza superior. Deberíamos procurar conocer el objeto y la razón de nuestra existencia, así sea solo en este plano de manifestación un reflejo - vitalidad - de ese capital esencial que llevamos en nuestra naturaleza intima, como nos lo da a conocer la Trinosofía en su Libro N°3: Razón, deseos y actos, "fuimos creados esenciales", pero por un acto de desobediencia puyado por la razón nos fuimos manifestando hasta llegar a ser corporales. Gracias a este acto la vida que llevamos hoy día, es el resultado de la razón, nosotros mismos generamos, atraemos de nuestra ilusión racional lo que percibimos por nuestros sentidos, suscitamos una moralidad racional; lo que debemos hacer es propiciar espacios en nuestra cotidianidad que nos lleven adoptar unos métodos y guías desarrollados por la Trinosofía para el bienestar y generación de nuestra espiritualidad, este reconocimiento itinerante practicado día a día nos lleva a la exploración palpable de nuestro autoreconocimiento, a nuestra conciencia activa. Ante todo debemos permanecer fieles al intimo, constantemente en una búsqueda en nuestros quehaceres tratar de asirlo en las manifestaciones de nuestro prójimo, en la naturaleza y en nosotros mismos, dándonos la oportunidad de entrar en el santuario de la naturaleza, que esta abierto para todo aquel que permanece en la oscilación interna, esta es la búsqueda que debemos librar todos los días, no dejarnos llevar, atraer por el mundo de ilusión, sino permanecer en la naturaleza interna, heredad esencial del origen, armonía original cuya perturbación causa la enfermedad, la muerte, por eso el cristo cura a aquel que tiene fe, al que sabe, "tu fe te ha salvado".
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